miércoles, 9 de febrero de 2011

De ausencia

Tengo mucho frio, no siento la mitad de mi cuerpo. No sé qué pasa. No entiendo nada. No te siento cerca. No encuentro tu mano sobre mi cabeza, ni tu calor maternal. No veo a papá y sin embargo escucho nuestro vals en mi cabeza. Cuando cierro mis ojitos veo sus caras y siento su amor. ¡Mamá, papá, tengo miedo! No entiendo que pasó. Yo recuerdo algo muy lejano, alguna vez me sentí igual. Esta sensación me es familiar, el frio, el miedo el desamparo. Alguien me había separado de mi mamá biológica. Si yo lo sé, aunque mi mami lo niegue y me bese, yo se que ella no es igual a mí. Alguien me arrojo lejos de los brazos de mi primera mamá, porque creyó que yo no merecía vivir. Entonces fue cuando mi mami y mi papi me adoptaron. Yo lo sé, aunque ellos lo nieguen y digan que soy su bebé, yo se que nuestras manos son diferentes. Mami dice que tengo los ojos de papá y si ella lo dice es por algo. A mí me gusta estar cerca de papá cuando escribe y cuando hace cosas lindas, porque siempre me inventa un juguete nuevo. El sabe hacer cosas nuevas y bonitas con pedacitos de pasado. Es un experto en darle una segunda oportunidad a las cosas y darles una nueva luz. Yo quiero aprender todo lo que ellos saben, quiero ser el hijo que ellos esperan.
Pero ahora estoy cansado y me faltan fuerzas. Ellos dicen que viven para mí, yo se que yo vivo por ellos y nunca podre agradecerles por todo su amor y cuidados. Ellos son mi mundo, ellos son mi motor. Cuando uno de los dos se va a trabajar yo no paro de preguntar dónde está. Pego mi carita a la ventana y espero su llegada, corro a saludar y quiero que me carguen como el bebé que soy. ¿Qué pasa mamá por qué no estás aquí? ¡Papá dime que todo va a estar bien! Escucho una puerta y siento su presencia, huelo sus perfumes que me saben a amor. Siento sus mimos en mi cabeza y los tibios labios de mamá en mi frente. Papá susurra en mi oído, mientras mamá sujeta mi mano. Ya no tengo miedo, ahora sé qué debo hacer. Siento la paz que su presencia me brinda, como siempre siento en sus caricias todo el amor. Pero no lloren, ya estoy bien, ya están aquí, ya estoy en paz.

domingo, 6 de febrero de 2011

De colibrís

Yo la vi revolver la tierra con sus delicadas manos. Temía lastimara sus dedos con las espinas de las rosas que aprisioné en una maceta hace tantos años. Yo misma le ofrecí mi rosal de honor cuando vi que la esperanza abandonaba su mirada. Fue tan grande mi ternura como mi sorpresa cuando días antes abrió sus manos y me enseñó con orgullo a su pequeño paciente. Quien víctima del aire cruel abandonó su nido sin saber volar. Nunca vi tan de cerca a semejante animal. Sus diminutas plumas eran verde tornasol, en su cabeza cambiaban a un azul eléctrico, y su pico era color mamey. Me enseño como lo alimentaba con una jeringa llena de un suerito de miel. Su cuerpo era apenas más grande que un níspero y tan delgado como un dátil. Era muy frágil y no podía volar. Dentro de su improvisada casita de cartón los días pasaron mientras su enfermera lo alimentaba con un suero de miel, agua y ternura. Hasta que un día se preguntó si no hacía mal al retener tanta belleza. El no podía volar, así que decidió comprarle una linda jaula para darle más espacio. Mi niña no imagino que para su amado huésped la jaula no significaba –vuela mi amor- sino –eres mio-. Ella intento enseñarle a volar, aun cuando ella no tenía alas visibles. El pequeño se deprimió, dejo de comer y de cantar. Él se entristeció porque parecía a su creer que ella lo estaba apartando de sus mimos. Ella lo tomo entre sus manos y le dio calor, le canto una cancioncita y le pidió perdón. Le juró que no era una prisión, que era una invitación a volar. No lo resistió y murió entre las manos de mi desconsolada nieta que no paraba de pedirle perdón por no saber volar.
Mientras enterraba a la avecilla le dije a mi linda niña "Tu vida estará llena de colibrís"

sábado, 28 de noviembre de 2009

De Gallos

¡Me niego a comer! Además ni hambre tengo. Estoy enojado, mi cabeza da vueltas, mi estomago esta rígido y tengo un nudo en la garganta. ¡Cómo pudieron hacerle esto! Es inhumano, deben estar enfermos. Míralos tan tranquilos tragando caldo y tortillas. No puedo ni mirar el cazón, no puedo ni mirarlos a los ojos, no puedo ni mirar los platos. No sé donde colgar mis ojitos, han visto tanto hoy que están cansados de ver y llorar. Ojala pudiera colgarlos en el tendedero, pero no en el de sangre, sino en el de la ropa. A quien engaño ni siquiera puedo alcanzarlo, vaya no puedo ni alcanzar la mesa. ¡Cómo pudieron hacerme esto! "-Ándele mijo coma que se enfría." ¡Cómo se atreven, no tienen vergüenza!

Era mi mejor amigo, no lo entienden. Jugábamos juntos y corríamos por el patio. Yo lo cuidé con tanto esmero que conocía su mirada y su voz. Fue una amistad a primera vista. "Puedo llevarlo mamá, ¡Por favor!" En realidad nunca le agradó la idea a mi mamá. Quizás porque había demasiados en casa, quizás porque le recordaba que a la abuela le encantaba todo ser vivo que se moviera, quizás porque simplemente no le gustaban los animales. "-Pero se te va a morir bien pronto, mejor llévate un juguetito. Además hacen mucho reguero." "-Yo lo cuido... Ándale mamita, no seas malita" Con su cara mitad enojo, mitad ternura, sacó unas monedas y pago el importe del pequeño animal. No cabía en mi alegría. Sus ojitos cafés, su fragilidad, sus plumitas que parecían pelitos amarillos, sus patitas chiquititas. Me identificaba con él. Después de todo yo soy el más chico de mis hermanitos. Reparé en la cara de ternura de mi mamá cuando se dio cuenta que mis manos eran muy pequeñas para agarrarlo bien. Me acostumbre a alimentarlo, a ver por él y cuando creció se volvió un hermoso gallo blanco que debía dormir con las gallinas de mi tío. Pero eso si, todos los días lo sacaba del gallinero y en las noches lo correteaba para volverlo a meter. "-Agarra a ese animal que es tarde." ¡Vaya que era difícil!

Esa mañana fue diferente. Desperté y salí a buscarlo. En el piso vi un riachuelo espeso y de fuerte olor. Olía a sangre fresca. Seguí el rastro hasta su origen, un charco enorme de color carmesí que seguía su camino hasta la coladera. Espesas gotas de dolor caían desde el tendedero. Miré hacía arriba cubriendo mis ojos en parte por el sol matinal que me cegaba pero también para refugiarlos de la grotesca imagen que me esperaba. A contra luz solo se distinguían las plumas blancas manchadas por la sangre. Colgado boca abajo estaba el motivo de mis alegrías. De su pico chorreaba un hilito de sangre que formaba el horrendo charco sobre el cual estaba parado. El dolor fue enorme, indescriptible. Mis puños se cerraron por primera vez llenitos de furia. Estaba temblando de ira, resoplaba cual toro por la rabia. "-¡Qué te han hecho!"

"-Que. ¿No vas a comer?" Me miraban en parte apenados y enojados. "-Aquí no sobra la comida. A comer y a misa solo una vez se avisa." No entendían mi dolor. Él no era un ave cualquiera. Pensé mil cosas. Era como un hijo para mí, mi cómplice, mi responsabilidad, mi espejo, mi amigo. La furia me movió un resorte interno. Me paré de la mesa, con los puños cerrados y los dientes apretados. "-¡Prefiero morir de hambre antes que comerme a un amigo!"

sábado, 3 de octubre de 2009

De camas

Quería dormir solo un poquito más. Debo seguir soñando, no puedo creer que esté aquí. Mis parpados son de plomo y recuerdo ese día, el día que nos dejó ese horrible domingo. ¡Que recibidor más lindo! "Me Asustan las monjas", dijo mi hermana entre dientes ¿Monjas, es monja? A mi no me asustan soy grande tengo cinco años, esa señora se ve amable. "Shh! Miren cuantas plantas y que bien cuidadas, a su abuela le encantaría conocer este lugar." Yo me porto bien, ¿será un castigo porque se fue papá? Los papás no se van, dice mi abuela que Dios ve mal a las personas que no quieren seguir siendo esposo y esposa. Yo creo que eso no se puede hacer, nadie cree que sea posible, dicen que es nuevo y malo. Pero mamá no es mala, ¿o sí?. ¡No te vayas mamacita, no nos dejes! "Cuida a tu hermanita, pórtense bien, nos vemos el sábado." Tomó mi hermana tan fuerte mi mano que me dolió. Pero me dolía más la panza, ¿o era más arriba? Me hervía la sangre y mis ojos me dolían por tanto llorar. La monja tomó nuestras bolsas de tela roja a cuadros, llenas de ropita limpiecita. Mamá la lavó después de trabajar todo el día en el hospital. ¡No la guarde allí es mi ropa! ¿Formarme? ¿Cenar? Bueno pan con leche no esta mal. Pero ¿qué es esto? ¡Tortillas quemadas para cenar y frijoles! No puedo dejar de llorar. ¡Porque mamá! Solo el recibidor era lindo, lo demás era horrible. Una casona vieja húmeda, con unos lavaderos llenos de bichos. Esto no puede ser una escuela. Esto no puede ser una escuela. Esto no puede ser una escuela...

"¡Ya mojaste la cama otra vez! Ash! Ven nos van a dejar quedar en cama más tiempo. ¿Quieres brincar? " Más se tardó en hablar que en lo que yo ya estaba parada brincando en las camas de las demás niñas. Con ella no pienso, con ella no mido, ella me ayuda, ella me protege, ella es mi familia mientras estemos aquí. Hubo un silencio entre las risas. Mi hermana se puso pálida, mire atrás y una monja flaca y bigotona, se acercaba a nosotras. La pellizcó y me regañó. ¿Porque ella tiene que lavar las sábanas si fui yo? No tuve el valor de decirlo. "Se acabaron los mimos tendrán que hacer lo que las demás, las quiero a las 5 de la mañana levantadas, vestidas, camas hechas y afuera de los baños." Es muy temprano, quiero a mi mamá. ¿Porque nos abandonó? Solo en nuestra cama me siento segura. Solo en nuestra cama paro de llorar. A partir de ahora mi cama será mi refugio, a partir de ahora mi hermana será todo para mí, a partir de ahora no perdonaré tu abandono.

viernes, 29 de mayo de 2009

De cajitas

Tantas voces juntas hasta parecen árboles meciéndose por el viento. Son demasiado verdes para estar cerrados, igualitos que las habas frescas. "-Reina y madre misericordiosa, vida, dulzura..." Qué le voy a decir a sus hermanos, porque va a tener más hermanos, eso espero. "Señor ten piedad de él..." Seguro fue mi culpa, no supe cuidarlo mientras lo traía dentro. Se me hace que venía malo desde antes. "Cristo escuchanos..." ¿Habrá sido un susto? La vecina dice que cuando hay muchos muertos le meten ansias a los niños y les da por morirse. ¡Cómo no le hize caso! "Madre de la divina gracia, ruega por él..." En el pueblo ya van varios que se van a la ciudad y que matan por andar de revoltosos. Me gustaba su nombre y su pelo. Me da miedo ir a la ciudad. Así quietesito hasta parece de marfil. "Madre castísima..." Yo creo fue mi leche lo que le hizo daño, es que ya perdimos todo, y eso me preocupa, cuando me casé juraba que nada nos faltaría. "Virgen fiel, ruega por él..." Entre tanto revoltoso no ha faltado el desgraciado que se aprovecha desde siempre, todo caro y queman milpas. "Causa de nuestra alegría..." Tan chiquito, tan blanquito, como su papá. ¡Tanto me gustan los ojos de su papá! "Rosa mística, ruega por él..." ¿Por qué a mí?, ¿yo qué hice mal? No debieron retratarnos, aunque no sea foto a los niños no se les retrata. "Estrella de la mañana, ruega por él..." ¡Ay Diosito dime qué te hice! "Consuelo de los afligidos..." ¿Y si ya no puedo tener más hijos? Aunque sea joven eso pasa. "Perdónanos..." ¿Con quién lloro? mi madre no está cuerda, mi prima es viuda. "Escuchanos..." Él no para de beber, un día de estos algo malo le va a pasar y que voy a hacer con mis hijos. Voy a tener más hijos, todos con ojos de gato. "Ten misericordia de él." Esa cajita le queda grande cuando lo bajen se va a pegar en la cabecita. No le cierren la tapita todavía, que le da miedo la oscuridad.

De guerra

Se me revuelve el estómago de sólo pensar... ¡No pienses! 'Nomás' friega y mira para otro lado. Pero también huele. A sangre seca, a mierda seca. ¡Maldición que no pueden hacerlo solos! Concéntrate, necesitas el trabajo. Más jabón, eso es, el olor disminuye y la espuma esconde. Me duelen los nudillos. ¡Friega anda! Friega hasta que esté limpio todo. ¡Comó pueden ser tan sucios! Sangre y mierda, a veces vómito. Escuincle idiota. Voy a creer que no se sabe limpiar, bueno no sabe ni comer solo. Malcriado inmundo, se creen que por ricos tienen que ser más inútiles. Claro, como sus papás lo abandonaron sus tías las "señoritas" de la familia lo tienen que cuidar, y todo por que nació retrasado. Todo el día "- límpiale la boca al señorito" , "-límpiale las manos al señorito", "-límpiale el culo al señorito". Solo babea y me mira, como el idiota que es. Es casí un puberto y no se puede limpiar las nalgas.

Friega más duro, que hay que pasarle el dinero a mamá. ¡Que asco! encima de todo las "señoritas" no pueden limpiar sus trapitos. Sangre ajena, flujo ajeno, mierda ajena. ¡No pienses! Sólo friega y mira para otro lado. La espuma está café. ¡Que no mires!, ¡no entiendes! "-¿Ya terminaste niña?" ¡Ay maldita vieja me asustó! "- ya mero señito." Ya se va a la sala, otra vez con el radio. Últimamente no piensan en otra cosa que prender el radio. Me voy a comprar uno grande un día de estos, para escuchar las noticias como ellas y contarle a mi familia lo que pasa en Europa. No mejor no, allá hay guerra otra vez, una muy grande. Dicen las "señoritas" que tiene bien poquito. Para lo que me importan sus guerras, en este momento para mí sólo hay sangre y mierda ajena.

miércoles, 27 de mayo de 2009

De zapatos

No lo niego, la vista es linda. Aunque me cuesta llevarle el paso a mamá. Claro, para mis demás hermanos es facíl. No sólo son más grandes sino que tienen menos hambre. Nunca entendí por qué tenía hambre todo el tiempo. Así como tampoco entendí a que fuimos de paseo al cerro de Chapultepec. ¡Cómo perdirle una golosina a mamá si a duras penas podía mantenernos! Ni hablar. Sigo andando con unos zapatitos ni muy viejos, ni muy nuevos, pero que todavía sirven. ¡Ah que dificíl andar rápido y en un camino empinado! Estará muy lindo el "castillo", pero cómo es duro subir. Yo no se que le ven a la casa del presidente, mi mamá dice que en la Cámara, donde friega pisos, le dijeron "-¡Ándele madre, lleve a sus escuincles, que se ve rechula la ciudad!" Para nuestra sorpresa no pudimos llegar muy arriba, lo están volviendo museo y no pudimos llegar.

Sentadita en la orilla del camino estirando las piernas hacia el despeñadero me aflojé los zapatos. Miré con mucho cuidadito ese bosque: ¡tan verde y tan grande!, y sin embargo, no se parecía a mi pueblo. Se hizo un silencio entre todos, como si entendieramos que esta polvorienta y semiverde ciudad se convertiría en nuestra vida. Una lágrima rodó por el rostro adusto y casi fúnebre de mi madre mientras miraba el mismo espectáculo con nosotros. De repente sentí un pie frío y una mejilla caliente. La mirada de águila de mi madre notó como mi zapato rodó por el cerro, su reacción natural fue una bofetada. No dijo nada, asume que soy demasiado distraída y un poco tonta. Mis hermanos me ayudan a levantarme, entre dientes uno me dice "-Sueñas demasiado manita". Bajé el cerro con un zapato sí y otro no. Mi madre estaba trinando de rabia despues entendí que en esta ciudad no se anda sin zapatos si pretendes que te respeten.

sábado, 23 de mayo de 2009

¿Qué es un Jironario Genealógico?

Es una compilación de vivencias en parte personales en parte prestadas. La mayoría de ellas son recuerdos sueltos a modo de jirones que me fueron regalados como perlas por los que las vivieron. La mayoría de los autores de estas anécdotas ya no caminan entre nosotros. Pero sus recuerdos me han conformado como la persona que soy. Estoy segura que la vida no me alcanzará para vivir en carne propia experiencias similares, pero al menos quedaron como recuerdos prestados. No es un anecdotário, principalmente por que se trata no de sucesos aislados, sino de fragmentos de vida determinantes en muchos casos, del caracter de cada uno de los individuos involucrados. Por ello es un "Jironario" y no un "Anecdotario". Es genealógico por tratarse de retazos de vida de personas que conforman mi árbol genealógico. En buena medida estos pequeños fragmentos fueron decisivos para el desenvolvimiento de sus vidas, por ello afectaron el curso de su existencia y en buena medida tambien la mía.

Más que un ejercicio poético, y más alla de una historia oral rigurosa, se trata de una coleccíon de tesoros que me fueron confiados por sus participantes con todo el cariño posible. En parte para compartir sus vivencias, pero tambien para dejar el pesado lastre que algunas representaban.

No se trata de una historia familiar, puesto que no pretendo una linealidad rigurosa ni mucho menos una biografía detallada. Más bien pretendo coser uno a uno los jirones que me fueron regalados a manera de tributo a todos aquellos que se forjaron una vida en tiempos díficiles.

Disculpe si el escribir en primera persona confunde al lector, pero lo hago por que estos retazos los cuido y quiero como si yo misma los hubiera vivido. La empatía corre por mis venas y la ocupo como tinta. Más de cinco generaciones estarán implicadas en estas lineas, pero espero mi adiestramiento como historiadora me permita dejar pistas de cuando se desenvolvieron los jirones.